Este año el tiempo le quiere llevar la contraria al refranero popular,“en abril, aguas mil”. El cielo nos puede dar una alegría en forma de lluvias que sacian la sed de la gran cantidad de cultivos que se pueden sembrar y cosechar por estas fechas. Sin embargo, también son buenos tiempos para que aparezcan plagas o “malas hierbas” que es conveniente controlar.
Tareas del mes
Aprovechar el agua de lluvia, el mejor agua para el huerto
Ahora que no abundan tanto las lluvias, y si no tenemos problemas de espacio, puede ser una buena idea recogerla por su gran calidad. Al contrario que el agua de la red, no lleva cal que puede obstruir la instalación de riego o bloquear la absorción por parte de la planta de nutrientes como el hierro, ni cloro que puede perjudicar el desarrollo normal de las plantas, y además ¡es gratis!, que no viene nada mal con los tiempos que corren. Una buena forma de hacer esto, es mediante los depósitos de agua.
Para almacenarla podemos utilizar cualquier tipo de recipiente que sirva de depósito al que conducir el agua recogida por la bajante. Y para utilizarla, adecuar un grifo en la parte inferior del depósito, al que también se puede asociar una instalación de riego que funcione con presión baja, como el riego por exudación, ayudándonos de la ley de la gravedad al situar el depósito en alto.
Convivir con otros habitantes del huerto no tan deseados
Las lluvias traen consigo una mayor humedad, creándose un ambiente idóneo para que caracoles y babosas campen a sus anchas. Si su presencia supone un perjuicio sobre nuestros cultivos, ya que sobre todo les encantan los brotes, las plantitas tiernas y las hojas, existen varias soluciones para controlar su población de un modo respetuoso con el medio ambiente.
- Recogerlos manualmente. Aunque para facilitarnos el trabajo si situamos tejas u otros elementos que les sirvan de refugio, se reunirán en ellos y no tendremos que ir persiguiéndolos.
- Trampas de cerveza. Recipientes a ras de suelo rellenados con cerveza hasta la mitad, en el que las babosas al ir a beber se ahogarán.
- Rociar las plantas con una disolución de café. Diluir un litro de café cargado en 10 litros de agua y rociar las plantas afectadas, tierra y acolchados, con una regadera. Si sólo queremos ahuyentarlos se ha de diluir la misma cantidad de café en 20 litros.
- Repelentes y tratamientos. Productos que sin ser dañinos para animales domésticos y fauna auxiliar pueden disminuir considerablemente la población de babosas y caracolas.
Controlar la aparición de las «malas hierbas» o hierbas adventicias
Esta mayor humedad también favorece a las “malas hierbas”. Especies silvestres que parece que nos molestan porque no les hemos dado ningún uso alimentario y, además, compiten con los cultivos por el agua y nutrientes. Algunas técnicas que eviten la aparición de estas especies son:
- Control manual. En pequeñas extensiones nos puede bastar arrancar las hierbas que crecen junto a los cultivos manualmente o con ayuda de una azada.
- Presiembra. Un par de mese antes de que empiece la siembra de las hortalizas, regamos abundantemente la zona destinada para ello. De esta forma, provocamos que las semillas de las hierbas que no nos interesan germinen antes y las eliminamos con el laboreo para preparar la tierra.
- Acolchado. Técnica basada en cubrir los espacios de suelo alrededor de nuestros cultivos para que el sol no active la germinación de las hierbas que no nos interesen. La cubierta se puede hacer con paja, con otros restos vegetales de poda o desherbado o con plásticos, aunque mejor utilizar plásticos biodegradables que se pueden incorporar al suelo y que no son tan contaminantes durante su proceso de producción.
Sin embargo, sería más justo denominar estas “malas hierbas” como “hierbas adventicias” porque en cuanto llueve un poco y mejoran las condiciones aprovechan para germinar y cumplir su ciclo vital, y además, el papel de mala de la película no les corresponde plenamente, ya que suponen el refugio para muchos insectos beneficiosos importantes para el control de plagas y polinización y protegen al suelo de la radiación intensa del sol que perjudica a los microorganismos y al humus que forman en el propio suelo.
Debido a estos beneficios, a veces, resulta más positivo no eliminarlas y dejarlas, pero este es un debate que debe plantearse cada uno y valorar la mejor opción.
¿Qué plantar en abril?
- S. en semilleros protegidos: calabazas, calabacines, melones, pepinos, pimientos y tomates.
- S. en semillero descubierto: acelgas, apio, lechugas, y coles en general.
- S. al aire libre directamente en suelo o en el recipiente definitivo: cardos, chirivías, espinacas, escarolas, judías de enrame, maíz, nabos, patatas, zanahorias, remolacha.
¿Qué transplantar en abril?
- Trasplante al aire libre: brócolis, calabazas, calabacines, coles de repollo de verano, coliflores de verano, hinojo, lechugas, rúcula y tomates.
- Trasplante con protección: pimientos, berenjenas, calabacines, melones y sandías.
¿Qué cosechar?
- Cosechas: alcachofas, coles, escarolas, espinacas, fresas, guisantes, habas, lechugas, nabos, puerros, rabanitos, remolachas, zanahorias.
Si os ha “pillado el toro” y ha venido el calor y no tenéis preparados los semilleros, estáis a tiempo todavía de acercaros a algún vivero próximo de la zona y conseguir algún plantón listo para trasplantar, así que manos a la obra.