La judía pertenece a la familia de las leguminosas. De cara al cultivo, existen dos tipos: las judías tiernas de mata baja, con tallos erectos que no necesitan de tutorado; y las de mata alta o enrame, que sí que requieren un tutorado.
Requerimientos del cultivo de la judía:
Clima: las judías no crecerán si las temperaturas son inferiores a 10ºC o se reduce el fotoperíodo (la cantidad de luz recibida en un día). Se desarrollan mejor en climas cálidos y templados. Si las plantamos en zonas ventosas las protegeremos, pues son plantas frágiles y no soportan la incidencia directa de vientos fuertes.
Sustrato: No se desarrollan bien en tierras frías y húmedas, pero tampoco si están muy secos. Les favorecen suelos mullidos, bien cavados, frescos y ricos en humus, pero sin restos de materia orgánica fresca. A la hora de elegir la parcela, buscaremos que estén expuestas al sol, para que el suelo pueda calentarse.
Nutrientes: las judías no requieren abonado, pues, al igual que el resto de leguminosas, son capaces de fijar el nitrógeno atmosférico gracias a las bacterias nitrificantes que poseen en sus raíces. Si el suelo es muy pobre, sería interesante esparcir un mes antes de la siembra abono orgánico muy descompuesto (mantillo), mezclándolo con la tierra.
Riego: las judías precisan de suelos que no se resequen, pues soportan mal la carencia de humedad. Preferiblemente, no regaremos abundantemente en la época de la primera floración, pues podría provocar la caída de las flores.
Cómo cultivar la judía:
Las judías, como el resto de leguminosas, se recomienda cultivarlas mediante siembra directa, pues no soporta bien el trasplante.
La siembra la realizaremos cuando la temperatura del suelo sea superior a los 8-10ºC; por lo que en climas fríos nos esperaremos hasta principios de mayo para sembrar, mientras que en zonas templadas podremos sembrar en marzo.
- Judías de mata baja: se suelen sembrar en líneas o surcos espaciados unos 40-50cm , poniendo de cuatro a cinco semillas, enterrándolas unos 2 o 3cm en hoyos sucesivos separados de 30 a 40cm.
- Judías de enrame: requieren separaciones entre líneas o surcos de 60 a 75cm para facilitar su desarrollo y mantener una adecuada ventilación. En cuanto al número de semillas y su disposición, es igual que las judías de mata baja.
Las judías son plantas frágiles, por lo que conviene colocar un acolchado orgánico para controlar las hierbas y mantener el suelo aireado y húmedo.
Como hemos comentado antes, las judías de mata baja no necesitan tutores, pero las de enrame sí, pues crecen enrollándose en elementos rígidos cercanos. Para ello colocaremos unas cañas o palos (tutores) de unos 2 o 2,5m para que vayan subiendo por ellos.
La estructura más habitual para colocar los tutores es la piramidal; para ello uniremos las cañas de dos líneas, inclinándolas y atándolas en el centro.
Asociaciones:
La combinación más conocida es la llamada asociación precolombina; donde se combinan maíz, judías y calabazas. El maíz sirve de tutor para las judías; las judías fijan el nitrógeno y las calabazas ocupan los espacios entre las plantas de maíz.
Además, combinan bien con zanahorias, coles, pepinos, fresales, perejil, patateras y tomateras. Pero no combinan bien con ajos, cebollas, hinojos o puerro.
En cuanto a las rotaciones, no se trata de plantas exigentes, aun así, para evitar enfermedades o parásitos, será mejor dejar un intervalo de dos a tres años antes de cultivar en el mismo espacio.
Plagas y enfermedades:
- Pulgón verde y negro: si el ataque es puntual en alguna planta, bastará con arrancarla. Si el problema es generalizado, conviene aplicar jabón potásico junto a un insecticida natural.
- Araña roja y otros ácaros: estos pueden atacar si hay falta de riego, por lo que mantendremos la humedad del suelo, incluso sería conveniente un acolchado. Si el ataque es general aplicaremos jabón potásico y piretrinas naturales; además, el extracto de ajo nos sirve para prevenir su aparición.
- Antracnosis: es una enfermedad que se manifiesta por la aparición de manchas oscuras sobre las hojas y vainas si el tiempo es muy húmedo. Para ello intentaremos no tocar o cosechar si el tiempo es muy húmedo. En el caso de que las cultivemos en zonas húmedas, podemos fumigar con cola de caballo. Si el ataque es generalizado, optaremos por arrancar y quemar las plantas afectadas.
- El oídio: es un hongo que suele aparecer si hay exceso de humedad ambiental y elevadas temperaturas. Para prevenirlo, aplicaremos cola de caballo e intentaremos que las plantas tengan una buena aireación. Si la enfermedad es más generalizada, procederemos a la fumigación con fungicida natural, como por ejemplo extracto de cola de caballo o azufre
Recolección:
Tras la siembra, transcurren unos dos o tres meses hasta la cosecha; si lo que queremos obtener es la judía seca, nos esperaremos hasta los cuatro meses, de esta forma estará madura y seca.
Conviene cosechar las judías en vaina cuando están formadas, sin dejarlas mucho tiempo en la mata, pues se pondrían fibrosas y se formarían los granos rápidamente. La planta es frágil, por lo que intentaremos no dañar las ramas, vainas y flores más tiernas cuando cosechemos. Para mantener una buena producción, conviene regar copiosamente tras la cosecha.
Para la cosecha de la judía seca, podemos o bien recoger de la mata una a una las judías que veamos maduras o dejar que maduren todas las vainas y arrancar las plantas dejándolas secar al sol durante una semana y a continuación varear las matas, haciendo que se desmenucen las vainas secas y las semillas queden libres.