En lo primero que pensamos al decidirnos a tener un huerto en casa es en saborear las frutas y hortalizas que vamos a cosechar, y nos imaginamos plantando la primera semilla y viéndola crecer a un ritmo vertiginoso. Sembrar, trasplantar y cosechar, son tareas que vamos a llevar a cabo para que esto tenga lugar y es por esto que debemos saber cómo hacerlo correctamente.
Siembra
A la hora de elegir las semillas que vamos a sembrar debemos tener en cuenta que las variedades locales, estarán mejor adaptadas al clima de la zona. Que estas sean ecológicas, nos aseguran una alta calidad de nuestros alimentos, la posibilidad de reproducirlas y la seguridad de que no se tratan de organismos genéticamente modificados (transgénicos).
Cada vez es más fácil encontrar este tipo de semillas en el mercado, pero otra forma de conseguirlas es a través del intercambio con agricultores de la zona. Para facilitarnos más las cosas también existen multitud de tipos de semilleros con sus ventajas y desventajas:
- Alvéolos de plástico (en bandejas o individuales) al ser de plástico acusa más tanto las altas como las bajas temperaturas, pero se pueden reciclar siempre y cuando se laven bien después de cada uso.
- Alvéolos de turba (en bandejas o individuales). La turba es un tipo de sustrato, por lo que al trasplantar no es necesario sacar el cepellón sino que se planta el alveolo entero, siendo menor el choque para las plantas.
- Pastillas de turba prensada. Resulta más cómodo ya que no es necesario aportar sustrato extra, sólo hay que mojar la pastilla.
- Semilleros protegidos. Algunos semilleros incluyen una tapa transparente para evitar el daño de heladas o cambios de temperatura, o bien para adelantar la siembra.
- Semilleros reciclados. Como semilleros también nos pueden valer pequeños recipientes como envases de yogurt.
Los pasos a seguir a la hora de elaborar un semillero son los mismos que los indicados para iniciarse en un huerto.
- Buscar un lugar donde le dé bastante el sol. Aunque luego por la noche haya que resguardar el semillero en otro sitio a salvo de las bajas temperaturas.
- Poner el sustrato. Existe sustrato especial para semilleros, pero si se utiliza el mismo sustrato que en los recipientes finales mejor, porque así la planta no ha de acostumbrarse a un nuevo sustrato. Para el caso de semilleros en bandeja, un consejo, una vez esparcido el sustrato dar unos leves golpes para que se asiente el sustrato y volver a poner más
- Sembrar. La profundidad a la que se entierra la semilla es 2 o 3 veces su diámetro, pero en el caso de las más pequeñas como las de las fresas, se mezclan con arena fina y se esparce esta mezcla.
- Regar. En esta primera fase la planta es muy sensible a la falta de agua, por lo que el sustrato ha de estar siempre húmedo. A la hora de regar mejor con aspersión muy fina para que la fuerza de la gota no haga surcos y arrastre la semilla, pero en caso de que no dispongamos de microaspersores se puede regar con una regadera cerca del semillero y haciendo un movimiento pendular.
- Clarear. Si han germinado varias semillas por alveolo hay que hacer un clareo dejando una plántula, la que veamos más fuerte. Así nos aseguramos de que dispone de los recursos necesarios para que crezca en las mejores condiciones.
En ocasiones es mejor sembrar directamente en el recipiente definitivo o en el bancal. Las zanahorias y rábanos, son cultivos de raíz que se dañarían al hacer el trasplante, por lo que se siembran directamente en hileras, que luego se clarean. Las habas y los guisantes se siembran “a golpes”, se hace un agujero donde se ponen 3 o 4 semillas y se entierran.
Trasplante
Cuando las nuevas plantas germinadas tienen varias hojas verdaderas (y no son cotiledones) y su altura es superior a la del envase, ha llegado el momento de hacer el trasplante.
- Sacar el cepellón del alveolo o recipiente. Mejor si un día antes se ha regado porque el cepellón saldrá mejor si está algo húmedo, por el contrario no hay que intentarlo si está seco o encharcado. Si de todas maneras se queda pegado el cepellón, con unos pequeños golpes se separará, aunque hay que tener cuidado en el caso de las cucurbitáceas (pepinos, calabacín,..). En cambio, las lechugas, cebollas o coles llevan mejor esta operación pudiéndose trasplantar incluso a raíz desnuda.
- Plantar en el recipiente definitivo. Una vez metida la planta, es conveniente chafar un poco alrededor del tallo para asegurarnos que no se queda una bolsa de aire entre las raíces y la tierra, pero sin pasarnos porque podemos compactar el sustrato.
- Regar. El primer riego tras el trasplante ha de ser abundante, para que el sustrato se asiente y las raíces queden bien en contacto con ella.
Cosecha
Se trata de la tarea más agradecida del trabajo en el huerto, pero hay que saber cogerle el punto y cuál es el mejor momento para recolectar.
Los cultivos en los que obtenemos frutos, el momento adecuado puede ser cuando estén maduros, como el tomate cuando se torna de color rojo. Sin embargo, en pepinos y calabacines hay que recolectar antes de que maduren y formen la semilla.
La mayoría de hortalizas (lechugas, espinacas, acelgas) de hoja nos permiten ir cortando hojas conforme las necesitamos sin necesidad de arrancarlas, por lo que el cultivo nos durará más tiempo.
Además, con ajos y cebollas, tendremos una cosecha de tiernos si lo recolectamos antes y de secos si los dejamos más tiempo.